Fotografías:
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testigas mudas, movimientos congelados, expresiones captadas por una cámara manipulada por gente inexperta, plasmadas en estas hojas como fruto de un trabajo, que para nosotros fue hecho con nuestro mejor esfuerzo.
Dedicadas a una persona como usted, porque solo usted puede valorar el esfuerzo de quienes nos dedicamos al arte, sin escuela y sin guía académica.
Gracias al Ministerio de Cultura del Ecuador que confió y creyó en nosotros y que nos permitió cumplir con nuestro sueño.
Oswaldo Jumbo Mejía

Tanto público. Es que SARIRI está presente, recorriendo montes, valles, pueblos o ciudades donde la gente aprecia lo nuestro y con la esperanza de que aquellos que se han olvidado de sus raíces, las traigan a su corazón para que nunca más se olviden.
Como no agradecer al Ministerio de Cultura, por permitirnos soñar, por permitirnos volar, por hacer lo que queremos hacer, por permitirnos llegar con esa semilla de esa cultura milenaria que perdurará para siempre, porque para eso estamos.

Una ceremonia antes de actuar, es que hay que llamar a los dioses, que escondidos temerosos en el vientre de la Pachamama[2], esperan que los invoquen para traernos esa energía positiva que tanto necesitamos.
Meditando, o invocando, talvez dando gracias a Dios por tenernos en tierras lejanas difundiendo nuestro arte, ya no somos de
Sabrán ellos porqué llevan esos pendones en sus manos?, porque esos zamarros, esos ponchos? Claro que sí, porque SARIRI, les ha enseñado a respetar esas prendas, esa ropa salida de las manos nobles de nuestros indios y la muestran con orgullo, porque el pasado perdurará por siempre, no morirá jamás.
Nuevos amigos, nuevas tierras, es que Somos Caminantes de los Andes que no vamos haciendo camino al andar, solo dejamos nuestras huellas para que el Huayra[4] las esparza por toda la eternidad.
No sólo somos danza, somos canción, somos poesías, somos la voz del pájaro que con su trinar alegra nuestra alma, somos el paso del tigre, de la gran bestia, del venado del páramo, somos el vuelo del cóndor, del curiquingue, somos el revoltear del bagre, de la cachama[5], somos SARIRI.
Levanta tus alas SARIRI, mira al firmamento, el mundo es tuyo, la tierra, el agua, el sol, no te olvides nunca de tu Pachamama, de tu taita Inti, de tu mama quilla[6], porque eres esencia, eres alma, volarás como un ángel, llevado por el Huayra hacia donde te lleve tu imaginación.
46 Quijotes, 46 soñadores, descansando, sentados, pensando en la próxima actuación, es que hay que tomar fuerzas, porque tenemos un compromiso y está el nombre del Ministerio de Cultura por delante y no podemos hacerles quedar mal.
Vendemos ilusiones y esperanzas, vendemos el pasado, no hay moneda para pagar eso, el precio ya llegó al cielo y Pachacamac nos dice que el mejor precio es esa presencia de su pueblo, de ese pueblo que aún conserva su pasado en un rincón de su Shungo[1] y que hace falta hacerle acuerdo de sus raíces, de sus ancestros, y, no nos cansaremos de hacerlo, porque para eso SARIRI fue creado.

El Comirrrrciu, venga compre el comirrrciu, los precios han rebajaaado, la leche se ha subido, compre el comiiiirciuuuú……… hay que recordar el pasado, a ese Quito antiguo, lleno de leyendas, es que SARIRI es tradición, es que nuestro pueblo no se quedó allá, en ese pasado bello, en ese pasado de bases firmes y hay que traerlo al presente,

Mujer, estira tus manos para agarrar al viento que pasa lento para admirarte toda, eres el puntal de un mundo cuadrado por ideas viejas, pero que tu lo harás redondo, porque para ello naciste. En tus manos mujer está la esperanza de tener un mundo límpido en donde la Pachamama se abrace con el Inti, la mama lluvia, la mama quilla y harán que sus campos florezcan con verdes de esperanza.

Nuestro coreógrafo, estirpe de Quillasinga, hijo de Pastos, llevas en tu sangre la que corre en los pupos, enséñanos a amar a lo nuestro, a amar a nuestra pachamama, enrumba nuestros pasos por los caminos donde caminaron nuestros ancestros.

Reverentes, agradeciendo al pueblo por venir, vestidos muy diferentes, pero conservando esa tradición que la hemos venido recibiendo por los libros ignotos que nos legó el tiempo, con nuestros ritmos, pasacalles, cachullapis, sanjuanitos, nos embarcamos en el pentagrama nacional, para que con la vibración de sus sonidos podamos volar al infinito y decir con orgullo Yo soy el Chullita Quiteño, la vida la paso encantado, no hay mujeres en el mundo como las de mi canción.
Tu eres, mi amor mi dicha y mi tesoro, mi solo encanto y mi ilusión, letras que salen del alma, de jóvenes de Sariri que aman a lo nuestro, pasillos que no pueden morir nunca, yaravíes que se sostienen en el último terrón de los barrancos, Sanjuanitos que cabalgan en una bestia desbocada pero que no caerán jamás, porque esa juventud ha entendido que lo nuestro perdurará por siempre en el sonido melodioso del manantial, en el trinar de las aves, en el polen de las plantas y se esparcirán por la inmensidad del firmamento porque en sus alas el cóndor las conducirá con la ayuda del amigo Huayra.
Esconde tu inocencia, Huarmi hermosa, mira a través del espejo de tu alma, confía en tu intuición, porque eres sabia, sabes que tus pasos te guiarán por el sagrado chaquiñán del Tayta Inti, eleva una plegaria a mama Yaku[2] para que nunca se vaya, para que nunca fallezca.

Salí de ti Mama Shungo, a jugar, soy una guagua huarmi y estoy aprendiendo amarte, a respetarte, seré yo quien lleve tu legado por las inmensas sabanas en donde pasta el toro, las vacas, llegaré con mi voz al oso que escondido en las altas montañas se encuentra temeroso por la destrucción de su suelo, visitaré al tigre, a la danta, al capihuara, me haré amiga del papagayo, del colibrí, me arrimaré al viejo sauce, al ceibo erizo, al colorado joven, iré donde el Frailejón a confesarme que cuidaré de ti, hablaré lo linda que eras, como me cuidabas, como producías, no dejabas de parir tus frutos para alimentarme, me preñaré algún día y dejaré tu herencia para que nunca mueras.

Te amo, te lo digo a tus ojos, jamás podré arrancarte de mi vida, vivirás en mi eternamente, te llevaré en mi corazón hasta que éste, deje de latir te sentiré, pero nos volveremos a unir en donde Dios bendecirá nuestro amor y nuestras almas caminarán juntas, en el paraíso celestial de ese cielo creado tan solo para ti y yo, amada mía.
Ven a mí déjate amar, no mires más allá, no te vayas te lo ruego, mira que juntos caminamos junto al fuego que quemó las raíces de algo tan lindo, pero que en esas cenizas quedó tu alma, quedó la mía, quedaron los recuerdos que el viento los llevará a la montaña y talvez no nos juntaremos, por eso te lo pido ven a mi que esta sea la última vez.

Danzaremos al son de la bomba, de la marimba, somos un pueblo alegre, multicultural, multiétnico, lo sentimos nuestro, bailaremos al son de un bambuco, de una llanera, de una zamba o un mapalé, es que somos de América , de África, de Oceanía, somos Sariri, Sariri del mundo, del ritmo, de la tierra en sí, no tenemos fronteras, tenemos solo a nuestra Pachamama, Pachamama de los Andes, Jatunpacha[4], Puriccuna, prima hermana del Everest, de los Pirineos, del Kilimanjaro, del Pichincha, del Aconcagua.
Salta cual venado que acecha el cazador, huye, brinca, busca el manantial que alimenta tu alma, que purifica tu espíritu, intérnate en las profundidades de las cavernas y renace al alba. Eres niña, guagua como decían mis ancestros, pronto serás mujer, Serás la reina de las Huarmis, recuerda que somos como la paja del páramo que se arranca y vuelve a crecer, en ti está que siempre renazca nuestro espíritu.
Se te cayó el alma, mujer, búscala, no la hagas perder, mira que sin tu alma el mundo es hueco, sin sentido, en ella está la esencia de la existencia de la vida, ella es el manantial que alimenta los ríos, las lagunas, los mares, que no se evapore jamás, porque se secará tu Pachamama , será árida, no crecerán tus plantas; en donde beberá el conejo, el perro del monte, el armadillo; en donde se bañará el cocodrilo, tus iguanas, el picudo, el pampanito y el barbudo; donde se reflejará tu Quilla para que alumbre la noche oscura. Huarmi, dulce huarmi, esposa de Pachacamac, del Huayra, del Wiracocha, mujer del Quitumbe, del Ormaza, del Quiñonez, del Cedeño, amante del Tandazo, del Andy, del Guatatoca, del Gualotuña, no te dejes morir, abre tu vientre y esparce a todo tu Tahuantinsuyo la savia que nutrirá al mundo.

Pero lucharé, tengo la fuerza de esa mujer mestiza, recia, de la chúcara que no se la puede domar, tengo estirpe de amerindia, no me doblegaré a si tenga que partir de tu lado.

NUESTRO VALOR AGREGADO
Mama Shungo levántate, sale del vientre de la Pachamama , emerge cual cóndor y surca el inmenso universo. No ves que ya murió Pachacamac[5], la noche que no te detenga, brilla con tu luz, no importa que el Inti duerma, que la Quilla te acompañará, porque solo tú puedes salvar a tu Pachamama. Ya destruiste a Viracocha[6], hoy es tu día, tu día de Mama Shungo.

Por dónde camines Sariri, dirige tus pasos con firmeza, el mundo te espera, no pierdas esa oportunidad que tienes de llevar tu mensaje, ese mensaje que te dejó cuando tu pachamama era joven, cuando no estaba desmayando, cuando no se estaba muriendo.
Sariri, en las calles, en las plazas, en las lomas y planadas, con gente o sin gente, orgullosos de ser indios, de ser ecuatorianos, herederos de Atahualpa, de Guaranga, de Jumandy, de Pacha, de Manuela, de Jacinta, del Chuquimarca, del Quijije, porque somos una mezcla que nos hace rebeldes, indómitos e inmortales.
Allí están, zamarros al viento, niños que juegan, multitud que observa, cuerpos entornados que dan vueltas al ritmo de nuestras melodías, sonetos triste que emulan al viento, con ritmos alegres para mover el cuerpo, porque somos una raza que al dolor lo vencimos y lo hemos transformado en nuestra alegría
Baila SARIRI, contagia tu alegría, ponle ritmo a tu esperanza, recorre, camina, juega con tu música, disfruta de lo nuestro, que el bailar renueva el alma.

No, te canses de vender tus ilusiones, el pasado es tuyo, tráelo al presente, divúlgalo a tu gente para que perdure eternamente

Indios, a dónde van?, dejaste tus guaguas, tu mama o tu taita, subirás la montaña, treparás el cerro chico, recorrerás el Rucu Pichincha bajarás por el chaquiñán[7] o te quedarás danzando, bailando a tu gente, mirando al Cotopaxi, al Cayambe o te quedarás conquistando a la hermosa Quito y no regresas a tu amada Concordia.

En la obscuridad incierta, bajarás quitándole su color a la Luna , es que tu mama quilla te regaló su brillo, no caerás jamás volverás a levantarte hacia ese horizonte, levantarás tu vuelo Sariri, tus alas romperán el viento, cruzarás el cenit buscando tu yo que te lo robaron y regresarás ufano cuando lo quiera el tiempo.
Grandes ciudades, pueblos pequeños, aldeas, recintos allá vamos, solo Sariri, es que nos volvimos locos, nos gusta hacer esto, sin comer, durmiendo en el suelo, en el carro, poniendo el sombrero para aceptar lo que nuestro pueblo nos de, tenemos fe de llegar con nuestro mensaje, de cuidar lo nuestro, de rescatar esa cultura que la hemos mantenido por siempre.

Es nuestras fiesta, la fiesta del florecimiento, Huarmis hermosas que mueven sus gráciles cuerpos majando tu suelo Oh grandiosa Pachamama, estamos alegres, el Chaguarquero[8] está en flor, pronto estará el chaguarmishqui[9] para embriagarnos por ti y podremos gritarle al mundo con todas las fuerzas de nuestro Shungo. Paukar Raymi Carajuuuuu.


Soy Caminante de los Andes que crucé el chaquiñán por donde caminaron mis ancestros, subiré al cerro viejo para mirar el mundo, pero antes voy a dedicarte una danza Pachamama, extraída del sonido de las guadúas cuando chocan por el viento, bailaré al oír el sonar de los cascos de los sahinos que cruzan sin miedo esa selva, danzaré hasta el cansancio, hasta cuando tu quieras Oh querida Mama Llacta.

Yaku, Mama Yaku, no te vayas, se están secando tus ríos, tus cochas, tus lagunas, hoy Sariri, baila tu danza para alegrar tu shungo herido, aquí estamos juntos runas y huarmis, no nos dejes morir, porque si morimos, se acabará

Las nubes cubren el firmamento, nuestras danzas han sido observadas por Pachacama, por eso está bendiciendo a su Pachamama o a su Mama Llacta y envía la lluvia para que fructifique la tierra.







Oswaldo Jumbo Mejía
Director del Grupo
Cultural Sarírí